Bestiario de San Francisco
Antonio Oteiza
Tenca
1Ce 61
Idéntico afecto de piedad sentía para con los peces. Si le era posible, devolvía al agua, vivos, los peces que habían sido capturados, advirtiéndoles que tuvieran cuidado de no dejarse coger otra vez.
Un día que se encontraba sentado en una barca cerca de un puerto en el lago de Rieti, un pescador cogió un pez grande, vulgarmente llamado tenca, y se lo ofreció devotamente. Él lo recibió alegre y benignamente y comenzó a saludarlo con el nombre de hermano; volviéndolo nuevamente al agua, se puso a bendecir con devoción el nombre del Señor. Durante la oración del Santo, el pez no se apartaba del lugar en que había sido colocado y, junto a la nave, retozaba en el agua; sólo marchó cuando, concluida la oración, recibió del Santo licencia para irse.