top of page

Gallina

TC 62

El bienaventurado Francisco tuvo una visión que pudo haberle inducido a pedir un cardenal protector y a recomendar la Orden a la Iglesia romana. Había visto, en efecto, una gallina pequeña y negra con plumas en las piernas y con los pies  a modo de paloma doméstica, que tenía tal número de polluelos, que no podía cobijarlos bajo sus alas; giraban en torno a ella y siempre quedaban fuera.

 

 

Cuando se despertó empezó a pensar sobre el significado de la visión e, iluminado súbitamente por el Espíritu Santo, reconoció que era él el representado figurativamente en aquella gallina. Y se dijo: “Yo soy esa gallina: pequeño de estatura y moreno; debo ser sencillo como la paloma y remontar el vuelo hasta el cielo por medio de los afectos, que son las plumas de las virtudes. Pero el Señor, por su gran misericordia, me ha dado y me dará muchos hijos, a quienes por mis solas fuerzas no podré proteger. Así, pues, es necesario que yo se los recomiende a la santa Iglesia para que los proteja bajo sus alas y los gobierne”.

bottom of page