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Bestiario de San Francisco
Antonio Oteiza
Lebratillo
LM 7
En otra ocasión le ofrecieron en Greccio un lebratillo vivo, el cual, dejado en el suelo con posibilidad de ir a donde quisiera, nada más sentir la llamada del piadoso Padre, dio un brinco y corrió a refugiarse en su regazo. Y acariciándolo tiernamente, se parecía a una madre compasiva y amorosa. Le advirtió con dulces palabras que en lo sucesivo no se dejara cazar y lo soltó para que se marchara libremente. Pero, aunque repetidas veces fue puesto en tierra para que escapara, siempre retornaba al regazo del Padre, como si por un secreto instinto percibiera el amor bondadoso de su corazón. Al fin, por orden del Padre, lo llevaron los hermanos a un lugar más seguro y solitario.
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